"Hola, Sr. Canto.
Acabo de terminar de leer su libro y me cuesta decirle lo que he sentido.
Me gusta la historia, vaya por delante. Pero Príode ha sido toda una experiencia inesperada. Un día, por curiosidad, me fui a internet para saber más sobre el caso del crío de los Lindbergh y para ver si lo que usted explica tenía alguna semejanza con la realidad. Y me he quedado maravillada al descubrir que usted, no solo explica los detalles del caso, sino además pone sobre el tapete las dudas que surgen al analizar el caso, y las sospechas de que fuera manipulado por el FBI para inculpar a Bruno... no sé qué más. Aquello fue un detonante.
A partir de ahí, fue un no parar: me he visto forzada a encontrar cada sub-historia que usted describe para asegurarme de que lo que estaba leyendo en su libro, era correcto. El magnicidio de Lincoln y la perpetradora del mismo, la señora Surrat, Einstein en Nueva Jersey en 1937, el reportaje radiado que Morrison hace de la catástrofe del Hindenburg... ¡que usted transcribe palabra por palabra. Hasta tal punto que llegué a convencerme de que Cástor estaba realmente allí, interactuando con el periodista!
Y no solo eso. Las descripciones que hace de los sitios que visita en su aventura es extrañamente familiar. Digo extrañamente porque yo visité la casa de Charles Darwin hace unos años en Downe y estuve en la posada de La Cabeza de la Reina, al lado mismo de la iglesia de la Virgen María, que también cita en su novela. Todo es exáctamente como lo describe. PERO TODO. Hasta recuerdo a un borrachín de gran barriga y aspecto descuidado en un rincón de la taberna.
Por todo lo que le cuento, necesito que me responda a una pregunta y le ruego que no piense que estoy mal de la cabeza... que también. ¿ES PRÍODE UNA HISTORIA REAL?"
Gracias, Elisenda.